¿Qué ciudad se te quedó en el corazón?
¿Qué canción estás apunto de tararear?
¿Qué verdad te ha quedado por buscar?
¿Qué sientes tu tan cerca del final?
Seguirá pasando la luna por tu ventana, seguiran pasando las cosas sin ti.
Ya no pasaran las que hacen tanto daño
y verás desde tu escaparate lo que fue de mi.
jueves, 14 de mayo de 2009
miércoles, 13 de mayo de 2009
Tu rostro mañana.... JM
Aún no preveíamos todo el alejamiento ni nuestras espaldas tan vueltas o no yo al menos,uno solo sabe mas tarde cuando ha perdido la confianza o cuando perdieron otros la que tenian en uno_ si es que eso llega a saberse, y yo no lo creo, en el fondo_; si quiero decir que solo luego, cuando el presente es ya pasado y muy variable y dudoso y por eso puede contarse (y mil veces puede contarse, sin que ni dos coincidan), nos damos cuenta de que tambien nos la dábamos cuando el presente era aún presente y no estaba expuesto a su negación ni a su turbiedad o penumbra,o si no no podriamos ponerle a éste fechas y la verdad es que se las ponemos, si, solemos fecharlo luego todo con tanta precisión que da espanto: `hubo un día en que...`, decimos o recordamos como en las novelas ( que van a lo señalado siempre : se lo indica su desenlace, lo dicta; pero no todas lo conocen), en ocasiones a solas y a veces en compañía, dos recapitulando en voz alta: `fueron aquellas palabras que dejaste caer como si nada en tu cumpleaños las que me pusieron en guardia, o las que empezaron a retraerme´. `Tu reacción fue decepcionante, y hube de preguntarme si no me había equivocado contigo; pero eso era haberme equivocado durante demasiados años, luego quizá habias cambiado`. `No aguanté aquellos reproches, tan insistentes e injustos que pensé si no eran solo un pretexto tuyo, el modo mejor de enfriarme; y en verdad me quede helado`. Sí, solemos saber cuando algo se tuerce o se rompe o cansa. Pero esperamos siempre que se enderece o se suelde o nos recupere_ por sí solo a veces, como por arte de magia_ y que ese saber no se confirme; o si notamos que la cosa es aún más simple, que algo de nosotros fastidia o desagrada o repugna, nos hacemos voluntariosos propósitos para enmendarnos. Son teóricos e incrédulos, sin embargo, esos propósitos.
En realidad sabemos que no seremos capaces, o que ya nada depende de lo que hagamos, ni de que nos abstengamos. Es la misma sensacion que los antiguos tenían cuando a sus labios o a su pensamiento acudía esa expresión que nuestro tiempo ha olvidado, o mas bien ha rechazado, y se lo reconocían:
'La suerte está echada'. Y aunque la frase esté casi abolida, esa sensación persiste, y nosotros todavía la conocemos. 'Ya no hay vuelta de hoja', eso si me lo digo yo a veces.
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